domingo, 4 de enero de 2009

Vampiros


Bebes la sangre.
Sientes el sabor.
Tu quemazón disminuye.
Tu cerebro pide cada vez más.
Más, más y más sangre.
Aumenta la quemazón.
Vuelves a beber sangre.
La quemazón disminuye.
Y tu cerebro vuelve a pedir más.
Y esa cadena se repite una y otra vez.
¿Te sientes bien?
¿Te gusta sentir el miedo de las victimas?
¿Olerlo?
¿Ver como tiemblan?
Sabes que sí pero lo niegas.
Niegas que la sangre de aquella chica te atraiga.
Te pierde, te enloquece, sientes la quemazón.
Más necesidad de matar.
Más inocentes.
Con familia.
Con sueños.
Con sus vidas creadas.
¿Merece esa chica que esta sola...
Y que tantas desgracias causa…
Todo el dolor de las víctimas.
Y el llanto de sus familias?

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